Otra carga más para las sufridas familias: el fracaso escolar de nuestros hijos. No sabemos educarlos, no creamos el ambiente apropiado en el entorno familiar. La culpa del enorme fracaso escolar es de los padres que no dedicamos el tiempo necesario al seguimiento de los estudios de nuestros hijos, que no nos comunicamos con sus tutores, no colaboramos en las actividades extraescolares ni nos asociamos para demandar de la administración educativa las mejoras necesarias.
Aceptando esto como cierto, ¿es esa toda la verdad?, ¿debemos sentirnos culpables de dedicar demasiado tiempo a buscar los recursos con los que hacer frente a la hipoteca, los impuestos y a tantas otras necesidades de cada día? Yo creo que no.
Quienes nos plantean “esa realidad” como explicación única al alto índice de fracaso escolar, nos están ocultando otras muchas “realidades” que, necesitamos conocer para ponerles remedio. Me estoy refiriendo, por ejemplo, a la falta de inversión pública en centros de enseñanza. Nuestro instituto acoge a casi 800 alumnos cuando se diseñó para 480.
¿Influye la masificación en la calidad de la enseñanza? Yo creo que sí.
También me refiero a la desconfianza de la autoridad educativa hacia los padres y hacia las asociaciones que nos representan. Se nos dificulta el acceso a documentos cuyo conocimiento es necesario para el ejercicio de nuestras funciones en el seno de la comunidad educativa. Se nos impide la comunicación con los tutores por medios que la tecnología actual pone a nuestro alcance, obligándonos a la presencia física en el centro con cita previa. ¿Somos responsables de la falta de comunicación padre-maestro? Creo que no del todo.
Me refiero al alto absentismo del profesorado que, siendo preocupante, lo es mucho más por la incapacidad de la dirección territorial para suplir las ausencias con la agilidad necesaria. Me gustaría saber cuantas de las horas lectivas programadas no se imparten por ausencia del profesor.
Me refiero a la ausencia de mecanismos para evaluar el desempeño del profesorado, para conocer quién “lo hace bien” y quién necesita “reciclarse”. A la falta de personal no docente (conserjes y administrativos) que obliga a menudo al personal docente a desempeñar funciones que no le son propias, en detrimento de las que si lo son. A la falta de inversión en mantenimiento de las instalaciones y en actualización de los equipamientos educativos… ¿Somos los padres responsables de esta situación? En gran medida si, porque no nos organizamos para exigir a quién corresponda una mayor transparencia y una mejor gestión de los recursos que, a través de nuestros impuestos, ponemos en sus manos.
¡Ya está bien! ¡Va siendo hora de poner todas las cartas boca arriba y empezar a reconocer y a asumir nuestras carencias para ponerles remedio! Creo que es lo mejor que podemos hacer por nuestros hijos y su futuro que, no nos olvidemos, es el de todos.
2 comentarios:
Me parece una reflexión muy interesante la que has hecho y estoy totalmente de acuerdo contigo. Lo único que no acabo de entender es el comienzo; ¿quien os acusa a los padres de ser el culpable del fracaso escolar?, ¿qué tenéis parte de la culpa? no lo dudo y en algunos casos más que otro, pero como ocurre en el resto de ámbitos implicados. Supongo que te refieres a la charla que pudimos asistir el otro día y sí que es cierto que allí se hablaba de padres y padres, pero es que tal como explicó el ponente era una charla orientada a los padres, si hubiese sido orientada hacia los profesores (que ojalá lo fuese) ten por seguro que nosotros seríamos el punto de mira. De hecho lo que yo observé por los comentarios que hacían algunas personas es que hay padres que se niegan a admitir que puede que ellos también tengan parte de culpa, pero vamos igual que ocurre con algunos profesores respecto a ellos.
A los padres se nos acusa de ser los responsables del fracaso de nuestros hijos desde la administración educativa, fundamentalmente. Lo que he querido resaltar en este artículo es que, estando convencido de la importancia del "ambiente familiar" para el desarrollo integral de la personalidad de nuestros hijos (incluida su dedicación al estudio), hay otros muchos factores que afectan a su rendimiento escolar y a los que no se dedica la debida atención, creo yo, por quien tiene la obligación de hacerlo.
Los profesores también padecéis las carencias a las que aludo en el artículo.
Te agradezco sinceramente tu comentario.
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